UNIDOS EN ORACION POR LA VIDA

el .

El pasado sábado 04 de agosto, los laicos de la Iglesia diocesana, a través de su departamento de laicos (DEPLAI) y otras instituciones en las que intervienen, invitaron a la comunidad rafaelina a unirnos en oración por la defensa de la vida. La convocatoria estuvo prevista para las 15.30 en la Plaza Onda, frente a la capilla Ntra. Sra. de Lourdes. Desde allí, con María, Nuestra Madre, marchamos en procesión, rezando el rosario, hasta la Catedral "San Rafael", donde se celebró la Eucaristía, luego la oración se sostuvo en la Adoración al Santísimo continuada hasta el domingo a las 8. 

A continuación compartimos la homilía de nuestro obispo, Mons. Luis Fernández, en esta jornada:

  Queridas familias, amigas y amigos,  hermanos todos, unidos a tantas mujeres y hombres de bien y bondad, en este fin de semana, expresando a lo largo de toda la  Patria, y desde distintas creencias, con el anhelo siempre de amar, de vivir en familia con alegría, de preocuparnos de los niños y cuidar de los ancianos, de fortalecer y caminar junto a los jóvenes, es decir de AMAR LA VIDA, porque es un regalo de Dios.

  Es el amor a la Vida, lo que nos congrega  una vez más. Desde la Palabra de Dios que  acabamos de escuchar, vemos que lo que el Pueblo no quería era la <muerte>, estamos hechos todos para vivir, esta es la preocupación más grande de Dios, que el hombre Viva y Viva con vida plena y para todos. Esto es lo que se transmite de generación en generación a lo largo de los siglos de la historia de la humanidad.

 

  Cuando la Vida corre peligro, es ahí donde se despierta lo más profundo  del ser humano, se está tocando algo inalienable, el primer derecho humano que es vivir, por eso hay que cuidar tanto, el derecho a una vivienda digna,  a que los niños puedan estudiar, los ancianos tener salud, la dignidad del trabajo, cuidarnos todos como verdaderos hermanos.

  Es la Vida nueva traída por Cristo, que vino a iluminar las tinieblas, de las guerras y la violencia, de la pena de muerte y de la discriminación, del individualismo y la prepotencia.

  Que hermoso cuando una abuela,  desde pequeño le  habla  a su nieta o nieto, del amor de ser buenos,  que la vida no es una esclavitud, ni un drama, sino que hay crecer con esperanza, con confianza y alegría,  ayudando a los más necesitados y perdonando a los que nos ofenden.

  Sabemos hermanos en lo íntimo  del corazón que esta jornada por la Vida, no  es contra nadie, sino a favor de las <dos vidas>, que hoy están en juego, ante la posibilidad de una ley, que legitime el desprenderse de <una de las vidas>. Por eso hemos salido a la calle, como lugar de encuentro de la ciudadanía, donde corre la vida de todos y cada día de nuestra existencia, para pedirle al Buen Dios, que no nos suelte de su mano en estos tiempos difíciles, pero que nos llenan de compromiso y pasión por la Vida.

  Queremos junto a todo el Pueblo argentino, cuidar y respetar la dignidad de la mujer, comprometiéndonos a estar atentos y acompañar, junto a los gobernantes, primeros responsables de promover espacios de contención, de hogares para la mujer, que puedan ayudar y orientar privilegiando toda vida, mostrando y viviendo que es posible “la cultura del encuentro”, y desterrando “culturas de muerte”, como los abusos, la  Trata, la indigencia y la pobreza, como formas de esclavitud, donde algunos parecieran estar condenados para siempre. Creemos que es posible la mujer y el hombre Nuevo creado a imagen de Dios, con la fuerza y el  avance de las redes sociales, pero  sobre todo por la honestidad de cada ciudadano y compromiso con la verdad, el bien y la  belleza de la familia.

  En el evangelio de hoy hemos  escuchado como la multitud <buscaba a Dios>, es lo que hemos hecho en toda la argentina hoy,  también unidos a nuestros hermanos Evangélicos reunidos en el Obelisco de Bs. As., y lo buscamos no para que tranquilice nuestras conciencias, no hemos venido a pedir algo perecedero, del momento, sino que algo referido a lo más absoluto de nuestra vida que es la <vida misma>, y que no concluye en esta vida, sino que como creyentes sabemos que se abre a la misma eternidad, porque el amor en serio, es para siempre y cuando se ama de verdad, no tiene fin el amor.

  Así es el amor de Dios, así es el amor que hay en cada creatura por nacer, así es el amor de una mujer con su hijo en la panza, esta es la Vida que amamos y le rogamos a Dios, es la Vida que este mundo necesita para vivir de  verdad y en plenitud. Por eso le decimos a Jesús,  danos siempre de esa vida, no dudemos hermanos que nos va a seguir El, siempre  diciendo lo mismo que hoy en el evangelio:

                                                      “Yo soy el pan de vida.

                                                       El que viene a mi jamás tendrá hambre;

                                                       El que cree en mi jamás tendrá sed.”   

 

Que la  Virgen de Guadalupe, camine siempre junto a todos ustedes.

Que Dios Bendiga sus familias.

Y no  se olviden nunca: ¡Viva la Virgen!

 

+ Luis Fernández

Obispo de  Rafaela