Homilía Ordenación Sacerdotal y Diacional
HOMILÍA ORDENACIÓN PRESBITERAL David RETAMOSO y
ORDENACIÓN DIACONAL Mauricio AMESA MOLINA
Queridas hermanas y hermanos:
El Orden Sagrado en sus tres dimensiones: <el Diaconado, Presbiterado y Episcopado>, nos ponen ante la presencia del misterio de la “VIDA de DIOS”.
Es el amor Misericordioso de Dios Padre, que se nos ha manifestado en Jesucristo, y se ha derramado en nuestros corazones por el envío del Espíritu Santo.
Esta noche, en esta Iglesia Catedral,tenemos la Gracia de a participar de la Ordenación Diaconal deMauricio Molina y del Orden Sagrado del Ministerio Sacerdotal de David Retamoso.
El Orden Sagrado siempre mira al servicio del <Sacerdocio común de los fieles>, es decir, SERVIR desde el Orden Sagrado, sea Diaconal, Presbiteral o Episcopal, al PUEBLO de DIOS.
Querido Mauricio, al recibir el Orden Diaconal, tu vida estará enviada por el amor de Dios a ayudar, acompañar, Bendecir y proteger, animar y curar en definitiva a ser <<misericordioso>>, a fin de que muchas hermanas y hermanos gusten, a través de tu <diaconía>, la Presencia viva del Amor del Padre.
Jesucristo, Diácono del Padre, nos revelo con su vida, tanto en su predicación como en su obrar <humilde y sencillo>, la <ternura y el consuelo> de Dios, llenando de <alegría y esperanza>, a tantas mujeres y hombres que lo buscaban a ÉL, porque nada en este mundo los podía liberar del pecado, ni de la angustia del egoísmo, ni de la cerrazón de las mentes o de los corazones de piedra, del fracaso, de la pobreza y sobretodo de la misma muerte.
Cristo Diácono del Padre, vino al mundo a DAR VIDA, a levantar. Llenaba de entusiasmo y ardor, estaba atento a las necesidades de la gente: se dejaba encontrar, los escuchaba, les hablaba a partir de lo que la gente vivía y anhelaba, con palabras que todos comprendían. Lo buscaban porque se sentían <mirados y amados>; y Jesús “diaconaba”, les mostraba un <hombre nuevo>, creaba amistad <Cultura del Encuentro>, se hacía <cercano>. Daba a todos la posibilidad de una vida digna, invitándolos a vivir con <alegría>, como <hermanos>, sin <competir ni discriminar>, sino sintiéndose entre todos, <amados y solidarios>, dejando atrás el hombre viejo, el de celos y envidias.
Jesús era el Primero y el más grande, pero vivía entre su gente, ocupando los últimos lugares, y a medida que iba creciendo se mostraba como el más <pequeño entre los humildes>. Los pobres se acercaban porque habían encontrado <alguien> que los comprendía, que los respetaba y amaba con todo el corazón. Era uno de ellos…
Así como Jesús, querido Mauricio, puedas vivir durante toda la vida el Orden Sagrado del Diaconado que hoy recibís, <misericordeando> al estilo de Jesús.
Querido David, hoy por Gracia de Dios, al conferirte el Orden Sacerdotal, por la <imposición de las manos> juntamente con el Presbiterio de la Diócesis, al mismo tiempo que te recibimos como <hermano y amigo>, en este Presbiterio Rafaelino, te invitamos a seguir construyendo juntos<la fraternidad sacerdotal> a fin de que la Misión encomendada por Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, sea cada día, más creíble y recibida con amor por el Pueblo de Dios.
Aprecíay viví, como decía el Apóstol Pedro: “yo, Presbítero como ellos”: El Ministerio Sacerdotal, no es algo <aislado>, no somos <dueños>, formaras el único presbiterio, recordando que el <presidir como Cristo cabeza de una comunidad, no es un <honor>, sino antes que nada un <servicio>, y estamos llamados a ser “TESTIGOS de los sufrimientos de Cristo y co-partícipes de la Gloria que va a ser revelada”, con la misión de “apacentar el rebaño” que se nos confía.
Lo aprendimos en tantos años de la formación, esto no lo hacemos por un sueldo, para ganar prestigio, no es algo forzado, sino la respuesta a un llamado que nos ha<asombrado y enamorado> y por eso respondimos con libertad, y lo hacemos al estilo del Sacerdocio de Cristo: con <humildad y alegría, con ardor, cordialidad y entusiasmo, sabiduría y bondad>, no <prepoteando> o queriendo <dominar a los demás>, sino desde un <corazón herido de Amor Misericordioso>, para sanar, curar, liberar y sobre todo, perdonar, porque como dice el Apóstol Pedro: “predicamos y vivimos, lo hemos visto y oído”; podemos agregar: “lo que hemos palpado”, desde nuestras <<fragilidades e infidelidades>>, porque como el apóstol Tomás, hemos experimentado también muchas veces,para creer, <que hemos tenido que meter la mano en su costado herido y nuestros dedos en las llagas de sus manos, experiencias en la vida, que nos ayudan a crecer y madurar en la fe, por eso creemos que el Señor verdaderamente es Nuestro Pastor, que nos hace descansar en verdes praderas y nos lleva sobre sus hombros a aguas puras y tranquilas. ÉL nos fortalece y repara nuestras angustias y cansancios, por eso caminamos en la Fe, cruzando por oscuras quebradas porque ÉL es cercano, “está conmigo y no temo ningún mal” al decir del Salmo 22.
Por eso David, serás Sacerdote para siempre, por muy largo tiempo.
Vivimos de la Fe recibida, caminando como Iglesia junto al Pueblo de Dios. Es verdad que sin la Fe es imposible agradar a Dios. Creer en Dios es Creer como JESÚS, que vino a este mundo <creyendo en nosotros> hasta el extremo de hacerse “Uno de nosotros”. Creyó y nos amó tanto que, no sólo nos perdonó los pecados, sino que se entregó hasta dar la Vida, salvándonos, uniéndonos como hermanos, elevando nuestra dignidad hasta hacernos como ÉL, verdaderos Hijos de Dios.Esa Misericordia que vivimos hasta el extremo de la Resurrección, porque ÉL VIVE PARA SIEMPRE, nosotros con ÉL, sacerdotes enviados, que Dios en su Alianza Nueva y definitiva ha hecho con su Pueblo, el Pueblo de Dios, que se alegra por este servicio que le vas a brindar en nombre Suyo.
Se una Pascua para tus hermanos, a esto te llevará el Orden Sacerdotal que hoy recibís, como Jesús, el Buen Pastor, a dar la Vida por las ovejas.
Lo que vas a recibir no es un oficio, no es una función o administración. No Estás llamado a ser un << Controlador >>. Estás enviado por Jesús a los hermanos, no a huir o abandonar el rebaño, cuando las cosas se ponen difíciles o incomprensibles. Al servir y ayudar a la gente vas a conocer más a Jesús y la gente irá a tu encuentro porque quieren ver a Jesús.
Sé Misericordioso como el Padre Dios lo va siendo con vos. La Iglesia en la Diócesis de Rafaela se alegra y agradece por el “Sí” de ustedes dos, uniéndonos al Sí de María de Guadalupe por las maravillas que Dios sigue obrando en medio de Su Pueblo. FIAT – MAGNÍFICAT
Si como el de la Virgen y María canta la grandeza del Señor, que no deja de hacer maravillas por Pueblo.
Luis Alberto Fernández
Obispo de Rafaela